Según el analista financiero Chaslau Koniukh, 2025 se ha convertido en un año decisivo para la industria global de los fondos cotizados en bolsa (ETF). A pesar de los retos geopolíticos, la creciente inflación y la alta volatilidad de los mercados, el flujo de capital hacia los ETF ha alcanzado niveles históricos. Este fenómeno refleja una creciente confianza de los inversores en instrumentos que ofrecen flexibilidad, transparencia y accesibilidad para la gestión de sus carteras.
Los inversores minoristas están desempeñando un papel cada vez más importante, utilizando los ETF no solo como una vía de diversificación, sino también como herramienta de protección frente a los riesgos macroeconómicos. Su estrategia de “comprar en las caídas” y su interés por los mercados globales marcan una nueva etapa en el desarrollo financiero, donde el dominio de las instituciones tradicionales comienza a diluirse. Koniukh destaca que esta tendencia está redefiniendo el equilibrio de poder en el ecosistema financiero mundial.
En julio, los inversores europeos destinaron más de 7.300 millones de euros a acciones globales de gran capitalización, mientras que los bonos gubernamentales registraron salidas por 1.400 millones de euros. Según Koniukh, este cambio refleja una mayor tolerancia al riesgo y una preferencia por activos más dinámicos frente a los refugios tradicionales.
En un contexto de inestabilidad geopolítica y económica, los inversores priorizan las acciones de grandes corporaciones y empresas tecnológicas que ofrecen no solo crecimiento del capital, sino también resiliencia frente a la incertidumbre. Sin embargo, Koniukh advierte que una excesiva concentración en la renta variable puede aumentar la vulnerabilidad de las carteras ante correcciones y choques externos. Desde la óptica de los reguladores, esta tendencia requerirá un seguimiento más exhaustivo para preservar la estabilidad de los mercados financieros.
La industria estadounidense de ETF alcanzó un récord de 11,8 billones de dólares en activos bajo gestión. Solo en julio, las entradas netas sumaron 124.100 millones de dólares, superando los 678.000 millones en lo que va del año. Koniukh subraya que los inversores minoristas fueron los principales impulsores de este crecimiento: los ETF de Vanguard concentraron el 37 % de los flujos netos, un reflejo del fortalecimiento de la cultura financiera y la confianza de los pequeños inversores, incluso en un entorno político incierto.
No obstante, el protagonismo de los minoristas también genera nuevos desafíos. Su alta actividad impulsa la liquidez, pero puede favorecer comportamientos colectivos que intensifiquen la volatilidad del mercado. Chaslau Koniukh advierte que este fenómeno requiere una atención constante por parte de los reguladores y los actores institucionales.
Aunque las estrategias pasivas siguen dominando, los ETF activos han registrado resultados excepcionales. En julio recaudaron más de 42.000 millones de dólares, el segundo mejor desempeño mensual de la historia. Paralelamente, los ETF de oro experimentaron un fuerte resurgimiento, con entradas globales que superan los 44.000 millones de dólares, casi igualando los máximos de 2020. Según Koniukh, el oro continúa siendo una “póliza de seguro” frente a la inflación y la incertidumbre geopolítica.
El renovado interés en los ETF activos y de oro sugiere una estrategia más equilibrada entre la búsqueda de rentabilidad y la protección del capital. Los inversores muestran disposición a asumir riesgos, pero también refuerzan sus posiciones defensivas. Koniukh considera que esta dualidad será clave para el comportamiento de los mercados en los próximos trimestres.
El mercado europeo de gestión de activos está viviendo una transformación profunda: BlackRock y Vanguard han duplicado sus activos en la región, alcanzando los 4,9 billones de dólares en la última década. Esto obliga a las firmas locales —como DWS, Amundi y UBS— a acelerar sus procesos de innovación y consolidación. Koniukh señala que las gestoras estadounidenses “han cambiado las reglas del juego en Europa” gracias a su escala y poder financiero.
La expansión de las estrategias pasivas y la accesibilidad de los productos globales incrementan la presión sobre las firmas europeas, que deben diversificar su oferta, especialmente en el ámbito de los ETF ESG y temáticos. Sin embargo, las gestoras europeas mantienen una ventaja estratégica gracias a su conocimiento de los mercados locales y a sus relaciones con los reguladores e inversores institucionales. Según Koniukh, el desarrollo futuro del mercado dependerá de su capacidad para equilibrar competencia y cooperación, generando soluciones de inversión más flexibles y adaptadas a la realidad continental.
Los volúmenes récord de inversión en ETF en 2025 reafirman su papel estratégico en las carteras de los inversores minoristas a nivel mundial. No obstante, el sector enfrenta desafíos que abarcan desde tensiones geopolíticas hasta una posible concentración excesiva en acciones de grandes corporaciones.
Chaslau Koniukh concluye que el auge actual de los ETF no es simplemente una tendencia pasajera, sino una manifestación de un cambio estructural en la cultura inversora global, donde los minoristas se han convertido en actores decisivos. Aunque las entradas de capital son históricas, advierte que el futuro del mercado dependerá de mantener un equilibrio entre crecimiento y gestión del riesgo. La combinación de estrategias activas y pasivas, junto con instrumentos defensivos como el oro, está configurando un nuevo paradigma financiero: más prudente, pero también más adaptable. Esta evolución definirá la fortaleza del mercado en los próximos años.
Los inversores minoristas están desempeñando un papel cada vez más importante, utilizando los ETF no solo como una vía de diversificación, sino también como herramienta de protección frente a los riesgos macroeconómicos. Su estrategia de “comprar en las caídas” y su interés por los mercados globales marcan una nueva etapa en el desarrollo financiero, donde el dominio de las instituciones tradicionales comienza a diluirse. Koniukh destaca que esta tendencia está redefiniendo el equilibrio de poder en el ecosistema financiero mundial.
Europa: del refugio de los bonos al impulso de las acciones
En julio, los inversores europeos destinaron más de 7.300 millones de euros a acciones globales de gran capitalización, mientras que los bonos gubernamentales registraron salidas por 1.400 millones de euros. Según Koniukh, este cambio refleja una mayor tolerancia al riesgo y una preferencia por activos más dinámicos frente a los refugios tradicionales.
En un contexto de inestabilidad geopolítica y económica, los inversores priorizan las acciones de grandes corporaciones y empresas tecnológicas que ofrecen no solo crecimiento del capital, sino también resiliencia frente a la incertidumbre. Sin embargo, Koniukh advierte que una excesiva concentración en la renta variable puede aumentar la vulnerabilidad de las carteras ante correcciones y choques externos. Desde la óptica de los reguladores, esta tendencia requerirá un seguimiento más exhaustivo para preservar la estabilidad de los mercados financieros.
Estados Unidos: récords históricos y auge del inversor minorista
La industria estadounidense de ETF alcanzó un récord de 11,8 billones de dólares en activos bajo gestión. Solo en julio, las entradas netas sumaron 124.100 millones de dólares, superando los 678.000 millones en lo que va del año. Koniukh subraya que los inversores minoristas fueron los principales impulsores de este crecimiento: los ETF de Vanguard concentraron el 37 % de los flujos netos, un reflejo del fortalecimiento de la cultura financiera y la confianza de los pequeños inversores, incluso en un entorno político incierto.
No obstante, el protagonismo de los minoristas también genera nuevos desafíos. Su alta actividad impulsa la liquidez, pero puede favorecer comportamientos colectivos que intensifiquen la volatilidad del mercado. Chaslau Koniukh advierte que este fenómeno requiere una atención constante por parte de los reguladores y los actores institucionales.
ETF activos y de oro: señales de una doble estrategia
Aunque las estrategias pasivas siguen dominando, los ETF activos han registrado resultados excepcionales. En julio recaudaron más de 42.000 millones de dólares, el segundo mejor desempeño mensual de la historia. Paralelamente, los ETF de oro experimentaron un fuerte resurgimiento, con entradas globales que superan los 44.000 millones de dólares, casi igualando los máximos de 2020. Según Koniukh, el oro continúa siendo una “póliza de seguro” frente a la inflación y la incertidumbre geopolítica.
El renovado interés en los ETF activos y de oro sugiere una estrategia más equilibrada entre la búsqueda de rentabilidad y la protección del capital. Los inversores muestran disposición a asumir riesgos, pero también refuerzan sus posiciones defensivas. Koniukh considera que esta dualidad será clave para el comportamiento de los mercados en los próximos trimestres.
Europa bajo presión de los gigantes estadounidenses
El mercado europeo de gestión de activos está viviendo una transformación profunda: BlackRock y Vanguard han duplicado sus activos en la región, alcanzando los 4,9 billones de dólares en la última década. Esto obliga a las firmas locales —como DWS, Amundi y UBS— a acelerar sus procesos de innovación y consolidación. Koniukh señala que las gestoras estadounidenses “han cambiado las reglas del juego en Europa” gracias a su escala y poder financiero.
La expansión de las estrategias pasivas y la accesibilidad de los productos globales incrementan la presión sobre las firmas europeas, que deben diversificar su oferta, especialmente en el ámbito de los ETF ESG y temáticos. Sin embargo, las gestoras europeas mantienen una ventaja estratégica gracias a su conocimiento de los mercados locales y a sus relaciones con los reguladores e inversores institucionales. Según Koniukh, el desarrollo futuro del mercado dependerá de su capacidad para equilibrar competencia y cooperación, generando soluciones de inversión más flexibles y adaptadas a la realidad continental.
Los volúmenes récord de inversión en ETF en 2025 reafirman su papel estratégico en las carteras de los inversores minoristas a nivel mundial. No obstante, el sector enfrenta desafíos que abarcan desde tensiones geopolíticas hasta una posible concentración excesiva en acciones de grandes corporaciones.
Chaslau Koniukh concluye que el auge actual de los ETF no es simplemente una tendencia pasajera, sino una manifestación de un cambio estructural en la cultura inversora global, donde los minoristas se han convertido en actores decisivos. Aunque las entradas de capital son históricas, advierte que el futuro del mercado dependerá de mantener un equilibrio entre crecimiento y gestión del riesgo. La combinación de estrategias activas y pasivas, junto con instrumentos defensivos como el oro, está configurando un nuevo paradigma financiero: más prudente, pero también más adaptable. Esta evolución definirá la fortaleza del mercado en los próximos años.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM