Camporo y Bodegas Robles formalizaron ayer un acuerdo estratégico para impulsar un modelo de turismo rural basado en la sostenibilidad, la identidad del territorio y el cuidado del paisaje. El acto, que tuvo lugar en la sede de la Asociación de Empresarios de Montilla (Ademo), supone "un hito en la colaboración entre empresas alemanas y españolas", tal y como reconoció el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, quien puso el acento en la dimensión europea del acuerdo y en su proyección de futuro.
La alianza une a Camporo —plataforma internacional dedicada a promover experiencias rurales y viajes en contacto con la naturaleza— con Bodegas Robles, santo y seña de la producción ecológica en Andalucía y referente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.
Durante la firma —que contó con la presencia de Fernando Frühbeck, presidente de Deutsches Wirtschaftsforum Andalusien, y de Narci Ruiz, vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo—, Francisco Robles explicó el espíritu de esta alianza que "nace con el objetivo de desarrollar conjuntamente proyectos innovadores de turismo rural, fomentando experiencias auténticas, responsables y profundamente conectadas con el paisaje, la cultura y el patrimonio agrícola de la Campiña Cordobesa y de la DOP Montilla-Moriles".
Y es que ambas entidades, tal y como reconoció Ulrike Ullrich-Wulf, fundadora de Camporo, comparten una visión común sobre el modelo turístico que se busca impulsar. "Un turismo que dinamice el medio rural, que genere oportunidades económicas en el entorno más cercano, que ayude a romper la estacionalidad y que sitúe en primer plano el patrimonio natural, agrícola y cultural de los territorios".
En ese sentido, el acuerdo suscrito ayer permitirá posicionar a la Campiña Cordobesa y a la zona Montilla-Moriles como un destino emergente de turismo sostenible con proyección tanto nacional como internacional. Pero la alianza tiene, además, un impacto directo sobre el territorio.
La integración del conocimiento local de Bodegas Robles con el alcance internacional de Camporo permitirá crear nuevas rutas y experiencias basadas en la naturaleza, el vino y la cultura, al tiempo que se incrementará la visibilidad de la Campiña Cordobesa en mercados europeos, especialmente en Centroeuropa. De igual modo, se fomentará un turismo respetuoso, apoyado en la movilidad ligera, las caravanas y las estancias rurales, como alternativa real a la masificación turística tradicional.
Este nuevo paso estratégico se apoya en una trayectoria sólida. Y es que Bodegas Robles elabora vinos desde el año 1927, aunque fue a finales de los años noventa cuando la tercera generación tomó el relevo y situó el desarrollo sostenible como eje estratégico de la bodega.
A partir de entonces, se pusieron en marcha diversos proyectos de investigación con el objetivo de establecer los principios del manejo del viñedo ecológico con cubierta vegetal y de elaborar vinos generosos ecológicos que expresaran la identidad de la tierra y de la variedad de la uva autóctona de la zona Montilla-Moriles: la Pedro Ximénez.
A comienzos de los años dos mil, la firma montillana decidió incorporarse de lleno a la viticultura ecológica y al trabajo con levaduras autóctonas, hasta desembocar en el actual cambio de paradigma enfocado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental y en los compromisos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En ese camino, Francisco Robles subrayó una idea que define el día a día de la bodega: “El mensaje es sencillo: cuanto más cuidamos el ecosistema, mejor producción de vino y de uva obtenemos a largo plazo”, afirmó, al tiempo que recordó que “después de más de dos décadas promoviendo la biodiversidad en nuestros viñedos, reconocimientos como el TOP15 de Bodegas de la Década (2011 a 2020) nos confirman que elegimos el lado correcto”.
El responsable de Bodegas Robles también insistió en el papel que desempeña la cubierta vegetal de sus viñedos para aportar una “cualidad diferenciada” a los vinos, además de suponer la “primera línea de defensa contra el cambio climático”. No es un detalle menor, ya que la mayoría de vides en España son de secano y la pérdida de suelo y de carbono orgánico representa uno de los mayores problemas medioambientales a los que se enfrenta el sector.
En el viñedo familiar de Bodegas Robles se ha desarrollado, de este modo, una cubierta vegetal de especies silvestres autóctonas de raíz corta y fijadoras de nitrógeno, como trebolinas, amapolas o leguminosas. Una referencia de innovación, calidad y sostenibilidad que representa el cuarenta por ciento de las hectáreas de viñedo ecológico con las que cuenta la provincia de Córdoba.
Ese modelo de trabajo ha venido acompañado de importantes reconocimientos, como su inclusión en el TOP15 Bodegas de la Década (2011 a 2020) por la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino, además del Premio Enoturismo Rutas del Vino de España 2016, el Premio Andalucía de Agricultura 2016 o el Premio Alimentos de España 2014 y un lugar destacado en los Premios a los Mejores Productores Sostenibles de España, impulsados por BBVA y El Celler de Can Roca, gracias al Agraz-Verjus, uno de sus productos más singulares.
Con este bagaje y con la proyección internacional que aporta Camporo, el acuerdo firmado ayer en Montilla abre una nueva etapa en la que el vino, la cultura, la naturaleza y el territorio se dan la mano para trazar un puente entre España y Alemania hacia un turismo más sostenible, más humano y profundamente conectado con la tierra.
La alianza une a Camporo —plataforma internacional dedicada a promover experiencias rurales y viajes en contacto con la naturaleza— con Bodegas Robles, santo y seña de la producción ecológica en Andalucía y referente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.
Durante la firma —que contó con la presencia de Fernando Frühbeck, presidente de Deutsches Wirtschaftsforum Andalusien, y de Narci Ruiz, vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo—, Francisco Robles explicó el espíritu de esta alianza que "nace con el objetivo de desarrollar conjuntamente proyectos innovadores de turismo rural, fomentando experiencias auténticas, responsables y profundamente conectadas con el paisaje, la cultura y el patrimonio agrícola de la Campiña Cordobesa y de la DOP Montilla-Moriles".
Y es que ambas entidades, tal y como reconoció Ulrike Ullrich-Wulf, fundadora de Camporo, comparten una visión común sobre el modelo turístico que se busca impulsar. "Un turismo que dinamice el medio rural, que genere oportunidades económicas en el entorno más cercano, que ayude a romper la estacionalidad y que sitúe en primer plano el patrimonio natural, agrícola y cultural de los territorios".
En ese sentido, el acuerdo suscrito ayer permitirá posicionar a la Campiña Cordobesa y a la zona Montilla-Moriles como un destino emergente de turismo sostenible con proyección tanto nacional como internacional. Pero la alianza tiene, además, un impacto directo sobre el territorio.
La integración del conocimiento local de Bodegas Robles con el alcance internacional de Camporo permitirá crear nuevas rutas y experiencias basadas en la naturaleza, el vino y la cultura, al tiempo que se incrementará la visibilidad de la Campiña Cordobesa en mercados europeos, especialmente en Centroeuropa. De igual modo, se fomentará un turismo respetuoso, apoyado en la movilidad ligera, las caravanas y las estancias rurales, como alternativa real a la masificación turística tradicional.
Un paso estratégico
Este nuevo paso estratégico se apoya en una trayectoria sólida. Y es que Bodegas Robles elabora vinos desde el año 1927, aunque fue a finales de los años noventa cuando la tercera generación tomó el relevo y situó el desarrollo sostenible como eje estratégico de la bodega.
A partir de entonces, se pusieron en marcha diversos proyectos de investigación con el objetivo de establecer los principios del manejo del viñedo ecológico con cubierta vegetal y de elaborar vinos generosos ecológicos que expresaran la identidad de la tierra y de la variedad de la uva autóctona de la zona Montilla-Moriles: la Pedro Ximénez.
A comienzos de los años dos mil, la firma montillana decidió incorporarse de lleno a la viticultura ecológica y al trabajo con levaduras autóctonas, hasta desembocar en el actual cambio de paradigma enfocado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental y en los compromisos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En ese camino, Francisco Robles subrayó una idea que define el día a día de la bodega: “El mensaje es sencillo: cuanto más cuidamos el ecosistema, mejor producción de vino y de uva obtenemos a largo plazo”, afirmó, al tiempo que recordó que “después de más de dos décadas promoviendo la biodiversidad en nuestros viñedos, reconocimientos como el TOP15 de Bodegas de la Década (2011 a 2020) nos confirman que elegimos el lado correcto”.
El responsable de Bodegas Robles también insistió en el papel que desempeña la cubierta vegetal de sus viñedos para aportar una “cualidad diferenciada” a los vinos, además de suponer la “primera línea de defensa contra el cambio climático”. No es un detalle menor, ya que la mayoría de vides en España son de secano y la pérdida de suelo y de carbono orgánico representa uno de los mayores problemas medioambientales a los que se enfrenta el sector.
En el viñedo familiar de Bodegas Robles se ha desarrollado, de este modo, una cubierta vegetal de especies silvestres autóctonas de raíz corta y fijadoras de nitrógeno, como trebolinas, amapolas o leguminosas. Una referencia de innovación, calidad y sostenibilidad que representa el cuarenta por ciento de las hectáreas de viñedo ecológico con las que cuenta la provincia de Córdoba.
Ese modelo de trabajo ha venido acompañado de importantes reconocimientos, como su inclusión en el TOP15 Bodegas de la Década (2011 a 2020) por la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino, además del Premio Enoturismo Rutas del Vino de España 2016, el Premio Andalucía de Agricultura 2016 o el Premio Alimentos de España 2014 y un lugar destacado en los Premios a los Mejores Productores Sostenibles de España, impulsados por BBVA y El Celler de Can Roca, gracias al Agraz-Verjus, uno de sus productos más singulares.
Con este bagaje y con la proyección internacional que aporta Camporo, el acuerdo firmado ayer en Montilla abre una nueva etapa en la que el vino, la cultura, la naturaleza y el territorio se dan la mano para trazar un puente entre España y Alemania hacia un turismo más sostenible, más humano y profundamente conectado con la tierra.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: ADEMO
FOTOGRAFÍA: ADEMO







































