El spoofing se ha convertido en una de las formas de fraude digital más frecuentes, un sistema de suplantación en el que los ciberdelincuentes se hacen pasar por entidades de confianza para manipular a sus víctimas y robar información sensible. El término proviene del inglés to spoof, que significa "falsificar" o "engañar", y abarca desde llamadas telefónicas y correos electrónicos hasta mensajes de texto y páginas web aparentemente oficiales.
Magdalena Rico Palao, abogada especialista en Derecho Bancario, advierte que el spoofing “suele tener como objetivo robar información personal, como contraseñas, datos bancarios o accesos a sistemas internos”. En este sentido, explica que los delincuentes pueden hacerse pasar por empresas, bancos, proveedores de servicios, tiendas en línea, personas conocidas, páginas web oficiales e incluso números de teléfono auténticos.
Entre las modalidades más comunes, Rico Palao menciona el correo electrónico falsificado. “El 'email spoofing' consiste en enviar correos electrónicos falsificados que parecen provenir de una fuente legítima, como un banco o una empresa reconocida”, comenta la letrada, que subraya que estos mensajes suelen contener enlaces maliciosos o archivos adjuntos corruptos.
Otra de las vías de ataque es la suplantación telefónica. La abogada señala que “este tipo de ataque ocurre cuando los delincuentes falsifican números de teléfono para que parezcan legítimos en la pantalla del receptor”, lo que les permite simular llamadas de bancos, agencias gubernamentales o incluso de familiares en apuros.
En paralelo, el smishing —los SMS fraudulentos— sigue extendiéndose. Según detalla Rico Palao, el smishing “utiliza mensajes de texto fraudulentos que parecen proceder de entidades confiables, como bancos o empresas de reparto”, donde se insertan enlaces falsos que redirigen a páginas diseñadas para robar datos. A ello se suma la falsificación de páginas web que imitan a la perfección a las originales para capturar credenciales de acceso.
Detectar el engaño no siempre resulta sencillo, aunque sí existen algunas señales de alerta. Rico Palao enumera varios indicios: “Alarmas de supuestos movimientos sospechosos, mensajes con faltas de ortografía o redacción extraña, enlaces acortados o desconocidos y peticiones urgentes para hacer clic en un enlace”.
La situación se complica cuando la víctima ya ha caído en la trampa. En ese caso, la letrada recomienda actuar con rapidez y contundencia. “Se debe interponer una demanda contra el banco a través de un abogado especializado, ya que el canal de SMS o el teléfono del banco ha sido suplantado”. Esa circunstancia, insiste, demuestra que “el banco no ha sabido protegerse adecuadamente y ha permitido que los ladrones cibernéticos aparente ser falsos gestores”.
La jurista del Despacho Lex Legis es clara al señalar dónde recae la responsabilidad. “Sin duda, sobre la institución financiera, y es fundamental que los clientes exijan justicia y una respuesta efectiva”, asegura. Y añade que la denuncia cumple también una función colectiva: “Denunciar estos incidentes no solo te ayuda a ti, sino que también contribuye a la creación de un entorno más seguro para todos los usuarios”.
En conclusión, Rico Palao insiste en que reclamar es una acción imprescindible frente a este tipo de fraudes. “Reclamar al banco es un paso vital para proteger tus derechos y asegurar que estos incidentes no vuelvan a ocurrir”, defiende. Y lo resume en una advertencia tajante: “¡No permitas que la falta de protección de los bancos te haga perder lo que es tuyo!”.
Magdalena Rico Palao, abogada especialista en Derecho Bancario, advierte que el spoofing “suele tener como objetivo robar información personal, como contraseñas, datos bancarios o accesos a sistemas internos”. En este sentido, explica que los delincuentes pueden hacerse pasar por empresas, bancos, proveedores de servicios, tiendas en línea, personas conocidas, páginas web oficiales e incluso números de teléfono auténticos.
Entre las modalidades más comunes, Rico Palao menciona el correo electrónico falsificado. “El 'email spoofing' consiste en enviar correos electrónicos falsificados que parecen provenir de una fuente legítima, como un banco o una empresa reconocida”, comenta la letrada, que subraya que estos mensajes suelen contener enlaces maliciosos o archivos adjuntos corruptos.

Otra de las vías de ataque es la suplantación telefónica. La abogada señala que “este tipo de ataque ocurre cuando los delincuentes falsifican números de teléfono para que parezcan legítimos en la pantalla del receptor”, lo que les permite simular llamadas de bancos, agencias gubernamentales o incluso de familiares en apuros.
En paralelo, el smishing —los SMS fraudulentos— sigue extendiéndose. Según detalla Rico Palao, el smishing “utiliza mensajes de texto fraudulentos que parecen proceder de entidades confiables, como bancos o empresas de reparto”, donde se insertan enlaces falsos que redirigen a páginas diseñadas para robar datos. A ello se suma la falsificación de páginas web que imitan a la perfección a las originales para capturar credenciales de acceso.
Detectar el engaño no siempre resulta sencillo, aunque sí existen algunas señales de alerta. Rico Palao enumera varios indicios: “Alarmas de supuestos movimientos sospechosos, mensajes con faltas de ortografía o redacción extraña, enlaces acortados o desconocidos y peticiones urgentes para hacer clic en un enlace”.

La situación se complica cuando la víctima ya ha caído en la trampa. En ese caso, la letrada recomienda actuar con rapidez y contundencia. “Se debe interponer una demanda contra el banco a través de un abogado especializado, ya que el canal de SMS o el teléfono del banco ha sido suplantado”. Esa circunstancia, insiste, demuestra que “el banco no ha sabido protegerse adecuadamente y ha permitido que los ladrones cibernéticos aparente ser falsos gestores”.
La jurista del Despacho Lex Legis es clara al señalar dónde recae la responsabilidad. “Sin duda, sobre la institución financiera, y es fundamental que los clientes exijan justicia y una respuesta efectiva”, asegura. Y añade que la denuncia cumple también una función colectiva: “Denunciar estos incidentes no solo te ayuda a ti, sino que también contribuye a la creación de un entorno más seguro para todos los usuarios”.
En conclusión, Rico Palao insiste en que reclamar es una acción imprescindible frente a este tipo de fraudes. “Reclamar al banco es un paso vital para proteger tus derechos y asegurar que estos incidentes no vuelvan a ocurrir”, defiende. Y lo resume en una advertencia tajante: “¡No permitas que la falta de protección de los bancos te haga perder lo que es tuyo!”.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM
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