No sé si a quienes me están leyendo les gusta la publicidad. Me imagino que la mayoría me diría que no. En parte lo entiendo, dado que hay una verdadera saturación de anuncios en todos los medios; pero hemos de ser conscientes de que esos medios los recibimos gratis y que para ellos la publicidad es vital. Además, nos servimos de ella cuando queremos estar informados de aquello que deseamos comprar.
Por otro lado, puesto que gran parte de lo referido al mundo de la imagen lo he abordado dentro de mi trabajo docente, y que uno de los libros que he publicado se basa en el análisis de los mensajes publicitarios, tengo que decir que la buena publicidad me interesa y me gusta, pues, para que sea efectiva, hay que elaborar en poco tiempo un mensaje convincente y seductor. Y esto no es nada fácil.
Claro está que acabo de referirme al spot publicitario. Y hablando de estos mensajes audiovisuales, uno que actualmente podemos ver por la televisión es el del perfume Bleu de Chanel, en el que, tomando como punto de partida un fondo de color azul oscuro, lentamente se asoma el rostro de un joven, que algunos ya conocen.
No hay palabras. Solamente al final se escucha una voz en off para decirnos el nombre del perfume. Mientras tanto escuchamos el fragmento de una canción de los años sesenta extraída de Nights in White Satin (Noches de blanco satén) del grupo de rock sinfónico The Moody Blues… Veamos, pues, el anuncio de la casa Chanel.
Puesto que no hace mucho vi la película A Complet Unknown (Un completo desconocido), basada en la biografía de los inicios de Bob Dylan, personaje que se encargaba de llevar adelante el actor Timothée Chalamet, nada más contemplar el spot pude identificar al protagonista de este breve anuncio: era el propio Timothée Chalamet.
A pesar de que nació en Nueva York, su padre es un periodista francés, de ahí que el nombre del actor sea francés (Timoteo, en su traducción al castellano) y que pueda representar a una casa de perfumes nítidamente francesa.
Una vez que ya hemos visto el spot televiso, me gustaría dar algunas pinceladas sobre el grupo británico The Moody Blues y la canción más emblemática de su larga producción. Tal como he apuntado, a The Moody Blues se le incluía dentro de los grupos de rock sinfónico (junto a Pink Floyd, King Crimson, Yes…) que tanto destacaron a finales de los sesenta y en la década de los setenta (o más allá, en el caso de Pink Floyd).
El tema del que estamos hablando se incluía en el disco Días del futuro pasado (Days of Future Passed). El grupo británico se hacía acompañar de orquesta y coros en la mayor parte de los temas, enlazados por unos arreglos musicales que servían de puente entre canción y canción. De ahí que escuchemos de modo constante a la London Festival Orchestra, puesto que inicialmente se pretendía grabar la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvořák con el grupo, aunque, finalmente, se cerró con el disco que hoy comentamos.
Para algunos que conocieron en su día y se emocionaron con Noches de blanco satén les asomarán emotivos recuerdos cargados de un inevitable romanticismo, pues es una canción de amor en la que la magnífica voz de Justin Hayward, autor de la canción y vocalista del grupo, compite con la orquesta y los coros para elaborar un tema inolvidable, y que hoy podemos volverlo a escuchar, aunque solo sea brevemente en un excelente spot publicitario.
Por otro lado, puesto que gran parte de lo referido al mundo de la imagen lo he abordado dentro de mi trabajo docente, y que uno de los libros que he publicado se basa en el análisis de los mensajes publicitarios, tengo que decir que la buena publicidad me interesa y me gusta, pues, para que sea efectiva, hay que elaborar en poco tiempo un mensaje convincente y seductor. Y esto no es nada fácil.
Claro está que acabo de referirme al spot publicitario. Y hablando de estos mensajes audiovisuales, uno que actualmente podemos ver por la televisión es el del perfume Bleu de Chanel, en el que, tomando como punto de partida un fondo de color azul oscuro, lentamente se asoma el rostro de un joven, que algunos ya conocen.
No hay palabras. Solamente al final se escucha una voz en off para decirnos el nombre del perfume. Mientras tanto escuchamos el fragmento de una canción de los años sesenta extraída de Nights in White Satin (Noches de blanco satén) del grupo de rock sinfónico The Moody Blues… Veamos, pues, el anuncio de la casa Chanel.
Puesto que no hace mucho vi la película A Complet Unknown (Un completo desconocido), basada en la biografía de los inicios de Bob Dylan, personaje que se encargaba de llevar adelante el actor Timothée Chalamet, nada más contemplar el spot pude identificar al protagonista de este breve anuncio: era el propio Timothée Chalamet.
A pesar de que nació en Nueva York, su padre es un periodista francés, de ahí que el nombre del actor sea francés (Timoteo, en su traducción al castellano) y que pueda representar a una casa de perfumes nítidamente francesa.

Una vez que ya hemos visto el spot televiso, me gustaría dar algunas pinceladas sobre el grupo británico The Moody Blues y la canción más emblemática de su larga producción. Tal como he apuntado, a The Moody Blues se le incluía dentro de los grupos de rock sinfónico (junto a Pink Floyd, King Crimson, Yes…) que tanto destacaron a finales de los sesenta y en la década de los setenta (o más allá, en el caso de Pink Floyd).
El tema del que estamos hablando se incluía en el disco Días del futuro pasado (Days of Future Passed). El grupo británico se hacía acompañar de orquesta y coros en la mayor parte de los temas, enlazados por unos arreglos musicales que servían de puente entre canción y canción. De ahí que escuchemos de modo constante a la London Festival Orchestra, puesto que inicialmente se pretendía grabar la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvořák con el grupo, aunque, finalmente, se cerró con el disco que hoy comentamos.
Para algunos que conocieron en su día y se emocionaron con Noches de blanco satén les asomarán emotivos recuerdos cargados de un inevitable romanticismo, pues es una canción de amor en la que la magnífica voz de Justin Hayward, autor de la canción y vocalista del grupo, compite con la orquesta y los coros para elaborar un tema inolvidable, y que hoy podemos volverlo a escuchar, aunque solo sea brevemente en un excelente spot publicitario.
AURELIANO SÁINZ
ILUSTRACIÓN: AURELIANO SÁINZ
ILUSTRACIÓN: AURELIANO SÁINZ

