El espíritu del belga Django Reinhardt —el primer músico de jazz originario de Europa que ejerció una influencia similar a la de los grandes artistas estadounidenses— sobrevoló anoche el patio central de la Cooperativa Agrícola La Unión de Montilla para cerrar, con ritmo manouche, la novena edición del Montijazz Vendimia.
La clausura del Festival de Jazz de Montilla corrió a cargo de Menil Swing, una formación que ha hecho del gypsy jazz –el estilo inmortalizado por el guitarrista belga en los años treinta– su seña de identidad. Con sus guitarras, contrabajo y violín, recrearon con fidelidad y frescura los ritmos que nacieron en los cafés parisinos del pasado siglo, ofreciendo al público un viaje sonoro a aquel universo bohemio.
Ha sido la primera vez que Montijazz Vendimia programa este género y la apuesta transformó el patio de La Unión en un nostálgico club de jazz al aire libre. Los músicos —Raúl Márquez al violín; Javi Sánchez y Juampa Mejía a las guitarras; y Benjamín Groisman al contrabajo— conectaron desde el primer momento con el auditorio. Alternaron piezas clásicas y composiciones propias con improvisaciones brillantes, logrando que el gypsy jazz encontrara su espacio natural entre los vinos y el vermut de La Unión.
Tras la apertura los días 12 y 13 de septiembre en Bodegas Alvear, y el brillante punto final de anoche en la Cooperativa La Unión, Montijazz Vendimia 2025 ha cerrado con un balance muy positivo, tanto por la calidad musical de los grupos invitados como por la respuesta del público.
Los dos primeros días colgaron el cartel de "completo" y, en cifras globales, el festival ha superado el 90 por ciento de ocupación. “Estamos más que satisfechos con el balance de esta edición, por el seguimiento que ha tenido, pero también por la calidad musical y generosidad de todos los grupos que han participado”, ha afirmado Antonio Luque, director del festival, al valorar esta novena edición.
Las estadísticas de esta edición confirman el creciente impacto del festival en la ciudad y en la provincia de Córdoba. No en vano, casi un 40 por ciento del público llegó de fuera de Montilla y cerca de un 15 por ciento decidió pernoctar en la ciudad al menos una noche, reforzando el atractivo turístico de la cita. Además, una cuarta parte del aforo conoció Montijazz Vendimia por primera vez este año, lo que señala un futuro de crecimiento y fidelización.
De este modo, el festival encara ya su décima edición en 2026, que llegará cargada de sorpresas para celebrar una década de jazz en Montilla. La organización avanza que será una cita “muy especial, para los primeros diez años de un proyecto que ha logrado consolidarse como referencia cultural en Andalucía, uniendo patrimonio, vino y música en vivo”, apuntó Antonio Luque.
El eco de Django Reinhardt en la clausura no fue solo un homenaje musical: también se alzó como metáfora de un festival en vuelo ascendente, capaz de reinventarse sin perder su esencia. Montijazz Vendimia 2025 se despidió así con la promesa de más jazz, más vino y un aniversario inolvidable para el mes de septiembre del próximo año.
La clausura del Festival de Jazz de Montilla corrió a cargo de Menil Swing, una formación que ha hecho del gypsy jazz –el estilo inmortalizado por el guitarrista belga en los años treinta– su seña de identidad. Con sus guitarras, contrabajo y violín, recrearon con fidelidad y frescura los ritmos que nacieron en los cafés parisinos del pasado siglo, ofreciendo al público un viaje sonoro a aquel universo bohemio.
Ha sido la primera vez que Montijazz Vendimia programa este género y la apuesta transformó el patio de La Unión en un nostálgico club de jazz al aire libre. Los músicos —Raúl Márquez al violín; Javi Sánchez y Juampa Mejía a las guitarras; y Benjamín Groisman al contrabajo— conectaron desde el primer momento con el auditorio. Alternaron piezas clásicas y composiciones propias con improvisaciones brillantes, logrando que el gypsy jazz encontrara su espacio natural entre los vinos y el vermut de La Unión.

Tras la apertura los días 12 y 13 de septiembre en Bodegas Alvear, y el brillante punto final de anoche en la Cooperativa La Unión, Montijazz Vendimia 2025 ha cerrado con un balance muy positivo, tanto por la calidad musical de los grupos invitados como por la respuesta del público.
Los dos primeros días colgaron el cartel de "completo" y, en cifras globales, el festival ha superado el 90 por ciento de ocupación. “Estamos más que satisfechos con el balance de esta edición, por el seguimiento que ha tenido, pero también por la calidad musical y generosidad de todos los grupos que han participado”, ha afirmado Antonio Luque, director del festival, al valorar esta novena edición.
Las estadísticas de esta edición confirman el creciente impacto del festival en la ciudad y en la provincia de Córdoba. No en vano, casi un 40 por ciento del público llegó de fuera de Montilla y cerca de un 15 por ciento decidió pernoctar en la ciudad al menos una noche, reforzando el atractivo turístico de la cita. Además, una cuarta parte del aforo conoció Montijazz Vendimia por primera vez este año, lo que señala un futuro de crecimiento y fidelización.

De este modo, el festival encara ya su décima edición en 2026, que llegará cargada de sorpresas para celebrar una década de jazz en Montilla. La organización avanza que será una cita “muy especial, para los primeros diez años de un proyecto que ha logrado consolidarse como referencia cultural en Andalucía, uniendo patrimonio, vino y música en vivo”, apuntó Antonio Luque.
El eco de Django Reinhardt en la clausura no fue solo un homenaje musical: también se alzó como metáfora de un festival en vuelo ascendente, capaz de reinventarse sin perder su esencia. Montijazz Vendimia 2025 se despidió así con la promesa de más jazz, más vino y un aniversario inolvidable para el mes de septiembre del próximo año.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: AYUNTAMIENTO DE MONTILLA
FOTOGRAFÍA: AYUNTAMIENTO DE MONTILLA

